lunes, 6 de febrero de 2012

Capítulo 2, Anais, la pequeña gran princesa

Mamá se fue demasiado pronto, pensaba Anais mirando la lluvia a través de la ventana. No era la única vez que la pequeña princesa sentía su ausencia. Un día como el de hoy de hace algunas lunas, cuando las flores comenzaban a florecer, ese día al igual que hoy la lluvia no cesaba. Ese día en el que mamá decidió marcharse porque en el cielo necesitaban su ayuda. Cuentan que durante mucho tiempo la observaban desde arriba y que admiraban su humildad y su gran corazón y que nadie como ella podía ser la elegida para llevar esa paz y extenderla por todo el universo y contagiar de su alegría y esa preciosa sonrisa a todos los que desde arriba guardan todos los mundos incluido el mio.
Ese día llovía, llovía mucho y un batallón de ángeles bajó para escoltarla porque dicen que cuando llueve es porque bajan a por otro ángel y así sucedió.
Tal vez a través de alguna nube asome su carita de niña y vea como día a día voy creciendo y por la noche se acurruque en alguna estrella para así mirar como duermo, meterse en mis sueños y contar conmigo las flores que crecen en el valle, contarme cuentos de princesas de verdad y hacerle ese collar de flores de almendro que tanto le gustaba ver florecer cuando acababa el frío invierno.
Mamá se fue aquel día como hoy, con las mismas gotas de lluvia, el mismo olor a tierra mojada y los mismos colores grises que nunca, nunca debieron pintarse.
Las lagrimas de Anais no tardaron mucho en asomar y la pequeña princesa a través de esa ventana que daba al valle no pudo contener su tristeza.
En el país de los Minimundos al igual que en la vida real hay momentos felices y no tan felices.
Anais, la pequeña gran princesa de un cuento de hadas era una personita muy especial para sus amigos. Tal vez por eso Margarita quiso darle a conocer y que entendiera que nunca iba a estar sola y que dentro de su pequeño cuerpecito se encontraba la princesa más bonita, humilde y de gran corazón que habitaba el país de los Minimundos. Sobre todo porque para ella ser princesa era algo que se le había asignado, nunca escogido, y era extraño encontrar en este mundo una princesita tan genuina y humilde como la pequeña Anais. Sus amiguitos debían mostrarle su verdadero valor, el cuál ella no era capaz de apreciar.
¡Manos a la obra!...dijo Margarita.

3 comentarios:

  1. Eres una artista hermana!!!! Precioso el cuento

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  2. Es increiblemente precioso y pronfundo.

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  3. precioso, como todo tu blog, por fin he podido hacerme seguidora, que estos días atrás me daba error, pero desde que te conocí en el grupo, he ido descubriendo tu mundo y me fascina, gracias por existir... me encanta encontrar personas que como yo creen en mundos mágicos y llenan el mundo con sus palabras y creaciones. un fuerte abrazo

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